masacre de pasto

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La navidad negra de Pasto, es uno de los hechos más vergonzosos de la guerra de independencia, y una de las acciones más polémicas de Simón Bolívar y Antonio José de Sucre.

A mediados de 1822, luego del triunfo de Sucre en Pichincha, las autoridades monárquicas de Pasto (actual Colombia) se rinden a Bolívar bajo el compromiso de que respetarían la vida y la honra de quienes eran leales al Rey.

 

 

La población de Pasto era contrario al proyecto Bolivariano de independencia. Siendo su población de mayoría indígena, defendían la monarquía y la religión católica. Su geografía montañosa los ayudó a defenderse ante los ataques del ejército repúblicano.

Sintiéndose traicionados por las autoridades que se rindieron, un grupo de realistas de origen popular, liderados por el caudillo y militar mestizo Agustín Agualongo y Benito Boves (sobrino de José Tomás Boves) iniciaron una rebelión donde se les une indígenas, mestizos y negros a las guerrillas de resistencia realistas.

 

 

Simón Bolívar el 23 y 24 de diciembre de 1822, ordena un ataque comandado por Sucre, lo cual le siguió una matanza sin precedentes de población inocente, durante 3 días, algunos autores lo han considerado como un genocidio, el mismo biógrafo de Bolívar, Daniel Florence O'leary condenó esta acción.

 

 

Los insurgentes entraban a las iglesias en caballos, saqueando ornamentos de oro y plata, ingresan con brutal violencia a las casas, para robar y matar, se calcula que 500 pastusos fueron masacrados.

También violaron, aunque fueran niñas o ancianas, muchas madres en su desesperación decidieron sacar a sus hijas a la calle, para entregársela a algún soldado blanco, antes de que un negro la violara.

Las violaciones fueron múltiples y según las crónicas de la época, todas las mujeres de la ciudad, fueron víctimas de vejámenes sexuales, de los cuales no se salvaron ni las monjas en los conventos.

Luego unos 1000 pastusos fueron reclutados o expulsados de la ciudad, mucha gente prefirió lanzarse a los ríos por los acantilados y suicidarse antes de ser apresados.

Hasta el día de hoy en Pasto no han logrado olvidar esta masacre y ven a Simón Bolívar y al mariscal Sucre como portadores de muerte y destrucción.

Autor: Emilio Acosta.