el primer hospital de America.

España y sus victorias.

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Los estadounidenses tienen El Álamo, aunque era Tejas.
Los franceses Alesia,
Los judíos, Masada.
Los griegos, las Termópilas.
Los alemanes, los bosques de Teutoburgo.
Los ingleses, Trafalgar.
Los portugueses, Aljubarrota.
Los rusos, Stalingrado.
Hasta los zulúes ... Insaldwana.
Y los españoles, parafraseando a Reverte, debido a los traidores por un lado y los cobardes por otro, no tenemos (según los ''petardos')...
Las Navas de Tolosa, por insidiosa,
La Batalla del Ebro, por fascista,
Lepanto, por intolerante,
Tenochtitlán, por genocida,
Bailén, por retrógrado,
Amberes, Breda, Northlinghen, por no herir sensibilidades,
Villaviciosa, por no plural,
La vuelta al mundo por prepotente,
La conquista de América por genocida,
La conquista del Pacífico por ignorancia,
La conquista de media Europa por acomplejados...
Y así hasta aburrirnos: los combatientes olvidados de la División Azul que demostraron su valor en la lejana URSS durante la Segunda Guerra Mundial… las hazañas de Agustina de Aragón frente al invasor francés y María Pita frente al inglés, Blas de Lezo y la defensa de Cartagena de Indias, el Regimiento Alcántara en África, Juan Martín Diez, El Empecinado, la batalla de los 50 úlimos españoles en Filipinas abandonados a centenares de ronin y ashigaru en las islas Filipinas por la gloria del Imperio español, la conquista y evangelización de América, Lepanto, los Tercios Españoles que blindaron Europa de la invasión turca, la gran Reconquista, la batalla y milagro de Empel, la feroz resistencia del Alcázar de Toledo frente al ejército rojo y la cruzada contra el comunismo...
Y un montón de embusteros, interesados, chusma, incultos, maricomplejines,... traidores y cobardes que dirigen las mentes., de los que se dejen, de esta gran nación que es España.
En Normandía, hay museos, cementerios, edificios históricos de la batalla de Normandía; en Estados Unidos de cualquier escaramuza sin importancia hacen un centro histórico con museo incluido y una película, y aquí tenemos el aniversario de la batalla más importante de la historia de Europa (o sea del mundo), Navas de Tolosa... y los 500 años de la vuelta al mundo, y la conquista del Pacífico (el mar español).,, y nos dedicamos a hablar de la rocío, del pelomocho y de mascarillas de quitapón...mientras nos inoculan una vacuna inglesa de pastillas juanolas con agua del támesis...
No se estudia en los colegios. Qué malos, moros y cristianos degollándose. Carniceros... o ese medioevo fascista, clerical, etcétera. Pero es que gracias a aquellos carniceros... nuestras hijas no llevan hoy velo cuando salen a la calle y los hombres pantuflas, amigo civilizado de sillón y botellín.
Gracias entre otras gestas, a las Navas de Tolosa... ya hace ocho siglos, cuando tres reyes españoles dieron, hombro con hombro, una carga de caballería que cambió la historia de Europa. El 16 de julio se volverá a cumplir el aniversario de aquel lunes del año 1212 en que el ejército almohade del Miramamolín Al Nasir, un ultra radical islámico que había jurado plantar la media luna en Roma, fue destrozado por los cristianos cerca de Despeñaperros.
Tras proclamar la yihad -seguro que el término os suena- contra los infieles, Al Nasir había cruzado con su ejército el estrecho de Gibraltar, resuelto a reconquistar para el Islam la España cristiana e invadir una Europa -también esto os suena, imagino, debilitada e indecisa. Los paró un rey castellano,español, Alfonso VIII.
Consciente de que en España al enemigo pocas veces lo tienes enfrente, hizo que el Papa de Roma proclamase aquello como Cruzada contra los sarracenos, para evitar que, mientras guerreaba contra el moro, los reyes de Navarra y de León, adversarios suyos, le jugaran la del chino, atacándolo por la espalda.
Resumiendo mucho, diremos que Alfonso de Castilla consiguió reunir en el campo de batalla a unos 27.000 hombres y los duros monjes soldados de las órdenes militares españolas.
Núcleo principal eran las milicias concejiles castellanas -tropas populares, para entendernos- y 8.500 aragoneses traídos por el rey Pedro II de Aragón; que, como gentil caballero que era, acudió a socorrer a su vecino.
A última hora, a regañadientes y por no quedar mal, Sancho VII de Navarra se presentó con una reducida peña de doscientos jinetes -Alfonso IX de León se quedó en casa... antesala de lo que será costumbre con Portugal, sola amiga en su historia de su ombligo-.
Por su parte, Al Nasir alineó casi 60.000 guerreros entre soldados norteafricanos, tropas andalusíes y un nutrido contingente de voluntarios fanáticos de poco valor militar y escasa disciplina: chusma a la que el rey moro, resuelto a facilitar su viaje al anhelado paraíso de las huríes, colocó en primera fila para que se comieran el primer marrón, haciendo allí de carne de lanza. La escabechina, muy propia de aquel tiempo feroz, hizo época.
En el cerro de los Olivares, cerca de Santa Elena, los cristianos dieron el asalto ladera arriba bajo una lluvia de flechas de los temibles arcos almohades, intentando alcanzar el palenque fortificado donde Al Nasir, que sentado sobre un escudo leía el Corán, o hacía el paripé de leerlo -en su cabeza tendría la elección de las cortinas de su arén-, había plantado su famosa tienda roja.
La vanguardia cristiana, mandada por el vasco Diego López de Haro, con jinetes e infantes castellanos, aragoneses y navarros, deshizo la primera línea enemiga y quedó frenada en sangriento combate con la segunda.
Milicias como la de Madrid fueron casi aniquiladas tras luchar igual que leones de la Metro Goldwyn Mayer.
Atacó entonces la segunda oleada, con los veteranos caballeros de las órdenes militares como núcleo duro, sin lograr romper tampoco la resistencia moruna.
La situación empezaba a ser crítica para los nuestros -porque sintiéndolo mucho, señor presidente y echeninga, allí los cristianos eran los nuestros-; que, imposibilitados de maniobrar, ya no peleaban por la victoria, sino por la vida.
Junto a López de Haro, a quien sólo quedaban cuarenta jinetes de sus quinientos, los caballeros templarios, calatravos y santiaguistas, revueltos con amigos y enemigos, se batían como gato panza arriba.
Fue entonces cuando Alfonso VIII, visto el panorama, desenvainó la espada, hizo ondear su pendón, se puso al frente de la línea de reserva, tragó saliva y volviéndose al arzobispo Jiménez de Rada gritó: «Aquí, señor obispo, morimos todos». Luego, picando espuelas, cabalgó hacia el enemigo.
Los reyes de Aragón y de Navarra, viendo a su colega, hicieron lo mismo. Con vergüenza torera, ondearon sus pendones y fueron a la carga espada en mano al grito de SANTIAGO Y CIERRA ESPAÑA...
El resto es Historia: españoles cabalgando por las lomas de Las Navas, una exhausta infantería gritando de entusiasmo mientras abría sus filas para dejarles paso. Y el combate final en torno al palenque, con la huida de Al Nasir, el degüello y la victoria.
Fueron las Navas de Tolosa la mayor batalla librada en Europa antes de la II Guerra Mundial : tres reyes españoles cabalgarían ese día hacia la gloria o la muerte frente a las hordas musulmanas invasoras.. Bajo el mando del rey Alfonso VIII de Castilla, alma de la batalla, Diego López de Haro, abanderado de Castilla y señor de Vizcaya, inició el ataque con sus vizcaínos contra un enemigo muy superior que había jurado destruirnos y llegar a Roma.
Más tarde, el Rey Sancho, al frente de su caballería navarra, destrozó a la feroz Guardia Negra que protegía a An-Nasir, el líder almohade, cuyo gigantesco ejército fue literalmente aniquilado (de dicha batalla proceden las "cadenas" de Navarra, por la gesta de los navarros "rompiendo las cadenas del ejército moro").
En solo unas horas, más de 50.000 hombres perdieron la vida, cifra solo superada en 1943 en la batalla de Kursk (II Guerra Mundial), donde cayeron 190.000 en las primeras 24 horas, pero con una población de VARIOS países combatientes 30 veces superior.
Un día de gloria que cambiaría nuestra Historia y la europea. La victoria hispana permitió extender los reinos cristianos hacia el sur de la península, frenar la expansión musulmana y consolidar la unidad de los reinos hispánicos determinando, de manera definitiva, la actual unidad de España.
Y como desde la Batalla de Clavijo, el grito de "Santiago y cierra, España” marca el latido de cada guerrero español... el grito de guerra de las tropas españolas de la Reconquista, del Imperio y de la época moderna antes de cada carga ofensiva, nuestro grito de lucha en manos de nuestro Apóstol: “¡Santiago y cierra, España!”.
¿Imagináis la película?... ¿Imagináis ese material en manos de anglosajones?... Pero tened la certeza de que, en este país plagado de sapos con mascarilla y pancarta morada, acomplejado, gobernado por políticos carentes de toda vergüenza e identidad... no la rodará ninguna televisión, ni la subvencionará jamás ningún ministerio, que aquí prima ese cine de paredes rojas, butifarra catalana y hedor de femiloca.
¡Importante! Tardamos ¡¡800 AÑOS!! en echarles de España. Fue por nuestra desunión, porque España la formaban distintos reinos y no uno solo.
Combatíamos entre nosotros -como ahora con las 17 autonosuyas - y no tuvimos un solo Rey, una sola nación, un único mando militar para expulsarles, de eso se aprovecharon durante ¡8 siglos! y ellos, los de la media luna sí que lo recuerdan, por eso se aprovechan de nuestra actual desunión, para una segunda invasión silenciosa... bajo la permisividad de políticos de bajo perfil, acomplejados, miedosos de llamar las cosas por su nombre..., nada que ver con aquellos valerosos guerreros cristianos que combatieron y derramaron su sangre ¡para.... nada! ... o para que hoy vengan los comodones a ver desde el sillón dónde nos llevan las víboras endogámicas que nos conducen.
Ellos recuerdan nuestra desunión, la misma que tenemos ahora y que muchos políticos fomentan. Y ellos lo saben... y de paso, se frotan las manos, se ríen y se aprovechan para su segunda invasión... Nosotros hemos olvidado la historia, pero ellos no.... mal asunto.. Dios nos libre, y nos traiga un nuevo Caudillo (es decir, un español de Cruz y Bandera).

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